La semana pasada, el Departamento de Trabajo emitió su Informe del Índice de Precio al Consumidor de Mayo, el cuál mostró que, en general, los precios al consumidor aumentaron un 8.6% en comparación con el año anterior – la tasa de inflación anual más alta desde 1981. Esto ha provocado un fuerte aumento en el costo de vida para la mayoría de los estadounidenses, resultando en dificultades significativas. La inflación es ahora uno de los principales temas entre los votantes en prácticamente todas las encuestas (incluyendo la nuestra). No es sorpresa que los líderes políticos de todas las tendencias tengan sus propias explicaciones y diagnósticos sobre cómo terminar con la inflación – algunos de ellos sabios, y otros egoístas y sospechosos.
La cruda realidad es esta: no hay soluciones simples, y cualquiera que diga que las hay no está informado o peor. Las altas tasas de inflación actuales son el resultado directo de causas interrelacionadas y complejas: principalmente el COVID, la dislocación del mercado laboral resultante y la guerra en Ucrania, aunque las políticas económicas y monetarias también han desempeñado un papel.
Lo más importante: ¿qué se puede hacer al respecto? Hay respuestas, pero ninguna de ellas es simple.
Todo es mundial
Un hecho importante acerca de las tasas de inflación es que no son sólo un fenómeno estadounidense. Actualmente, la inflación está aumentando rápidamente en prácticamente todos los países del mundo:
La primera y principal razón de esto es también la más obvia: COVID.
La pandemia de COVID causó estragos en la economía mundial. Sólo en China, que representa alrededor del 12% de todo el comercio mundial, las interrupciones relacionadas con el COVID dejaron inactivas muchas fábricas y almacenes durante meses y la inestabilidad económica aún continúa. La pandemia dejó de lado a los trabajadores, asustó a las familias y a los líderes políticos por igual, y causó una recesión mundial repentina en 2020. Sólo en los Estados Unidos, el desempleo alcanzó el 14.7% en abril de 2020, y la mayoría de los demás países vivieron lo mismo.
En todo el mundo industrializado, la demanda de los consumidores se reprimió durante más de un año o más, ya que los gobiernos promulgaron medidas para proteger la seguridad pública. Pero entonces, algo sucedió: la demanda de bienes se recuperó casi de inmediato y entonces comenzó a dispararse a un ritmo nunca antes visto. Las ventas minoristas de Estados Unidos se recuperaron a niveles de 2019 en junio de 2020, mientras que el gasto en servicios no alcanzó ese nivel hasta junio de 2021.
En otras palabras: los estadounidenses fueron de compras, al igual que los consumidores en la mayoría de las otras naciones ricas. El aumento resultante en la demanda de los consumidores coincidió con suministros restringidos de los mismos bienes que deseaban comprar, junto con una cadena de suministro global obstruida. Esto llevó a un aumento de los precios.
El COVID tuvo otro impacto más importante: muchas personas murieron y muchas más desarrollaron complicaciones de salud graves. Al momento de escribir este artículo, la pandemia de COVID ha matado a casi 6.5 millones de personas en todo el mundo, según la Universidad Johns Hopkins. Un millón de ellos eran estadounidenses. Es muy probable que el conteo mundial real sea mayor. Esto lleva a la segunda razón principal de la inflación: una gran reestructuración de quién realiza el trabajo.
La Gran Reestructuración de Trabajo
Cuando un millón de estadounidenses murieron de COVID (y más continúan muriendo), estos abandonaron la fuerza laboral. Aunque aproximadamente el 70% de los estadounidenses que han muerto por COVID tenían más de 65 años, muchos de ellos seguían trabajando, en su mayoría porque no tenían otra opción. Esos trabajadores, por supuesto, no van a volver.
Incluso aquellos que sobrevivieron al COVID no se reincorporaron automáticamente a la fuerza laboral. La investigación del Banco de la Reserva Federal de St. Louis encontró que el COVID aceleró los cambios hacia la jubilación entre las personas mayores estadounidenses y eliminó a una gran parte de ellos de la fuerza laboral, probablemente de forma permanente. Las políticas de inmigración restrictivas durante la última década, que se aceleraron en gran medida durante la administración Trump, también han reducido la oferta laboral estadounidense en alrededor de un millón de trabajadores.
Ahora, simplemente hay menos trabajadores que antes del COVID, mientras que la demanda de los consumidores sigue aumentando. Esto conduce a salarios más altos, que es precisamente lo que hemos visto. Los trabajadores de hoy están “mejorando” sus trabajos. Los trabajadores que solían trabajar a tiempo parcial están optando cada vez más por trabajos asalariados a tiempo completo con beneficios. Los empleadores a tiempo parcial por horas, especialmente en sectores como el comercio minorista y el servicio de alimentos, se esfuerzan por mantenerse a flote.
Guerra en Ucrania
Si bien la guerra en curso en Ucrania puede parecer lejana, sus efectos sobre la inflación son muy significativos por dos razones: petróleo y alimentos.
Rusia es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y su guerra contra Ucrania eliminó alrededor de 3 millones de barriles por día del mercado mundial de petróleo – una de las mayores caídas en el suministro desde la década de 1970. Una vez más, vemos una gran caída en la oferta mundial de petróleo justo cuando aumenta la demanda, lo que eleva los precios.
Los críticos se han quejado de que la administración Biden es de alguna manera responsable de los altos precios del petróleo debido a la reducción de la producción nacional. Pero esta afirmación es falsa – de hecho, la producción de petróleo es en realidad mayor en esta administración. También vale la pena mencionar que la industria estadounidense del fracking experimentó un auge bajo el presidente Obama (donde, por su puesto, estuvo involucrado el entonces vicepresidente Biden), para consternación de los activistas climáticos.
El petróleo es un componente importante de los precios de muchos o la mayoría de los bienes que compran los consumidores – desde alimentos hasta fertilizantes, automóviles y refrigeradores. Cuando los precios del petróleo aumentan, todo lo hace, incluyendo, por supuesto, la gasolina. Esto es parte de la estrategia de Putin para ejercer un dolor económico en Occidente. El cálculo político de Rusia es que los precios más altos del petróleo perjudicarán a los votantes en los Estados Unidos y Europa y que esto debilitará la determinación militar occidental de ayudar a Ucrania.
La segunda forma en que la guerra en Ucrania aumenta la inflación es a través de los precios de los alimentos. Ucrania es uno de los principales exportadores de cereales del mundo y representa alrededor del 7% de todo el trigo mundial. Mientras Rusia bloquea los principales puertos de Ucrania en el Mar Negro, es casi imposible exportar ese trigo, lo que aumenta los precios mundiales de las materias primas. (Rusia también es un importante exportador de trigo, y ahora hace que esas exportaciones estén disponibles sólo para sus aliados – y a precios más altos). Los precios más altos que enfrentan los estadounidenses por los alimentos son un resultado directo de estas acciones.
Políticas internas
Es innegable que también existen políticas monetarias que contribuyen a la inflación, aunque los economistas debaten su papel y relevancia. Los bancos centrales de todo el mundo, incluyendo la Reserva Federal, han bajado las tasas de interés en nombre del crecimiento económico y el bajo desempleo, aunque esto no tiene el efecto de aumentar la oferta monetaria. Si a este aumento se le debe llamar “artificial” o no, depende en gran medida de la ideología política de cada uno.
También hay argumentos de que los grandes déficits presupuestarios también ha causado inflación. Pero, de hecho, el déficit presupuestario federal de los Estados Unidos no está aumentando – ahora está disminuyendo. Después de un aumento importante bajo la administración Trump, la administración Biden está recortando el gasto.
Entonces, ¿qué hay que hacer?
Quizás el aspecto más evidente de la controversia sobre la inflación es la falta de soluciones prácticas por parte de la mayoría de los líderes políticos. Incluso los políticos que alzan más la voz contra la inflación parecen presentar la menor cantidad de ideas sobre qué hacer al respecto.
Pero la semana pasada, eso puede haber cambiado. Una colación pragmática de demócratas centristas en el Congreso presentó un plan integral para combatir la inflación y reducir el costo de vida de los estadounidenses. El plan incluye medidas como reducir los aranceles y las barreras al comercio, relajar las restricciones de inmigración para permitir que más trabajadores ingresen a los Estados Unidos e invertir fuertemente en energía limpia, lo que protegerá a los estadounidenses de los costos de futuras crisis energéticas. Veremos si estos líderes pueden ganar apoyo bipartidista para sus propuestas.
Otro componente importante del aumento del costo de vida es la vivienda. Para la mayoría de los estadounidenses, la vivienda es el gasto doméstico más grande y el precio está subiendo rápidamente. Ampliar significativamente el inventario de viviendas disponibles debe estar en la parte superior de la lista de cualquier plan realista para combatir la inflación. Los líderes estatales tienen muchas opciones a su disposición para hacer esto.
Mientras tanto, no hay soluciones fáciles o rápidas para la inflación. Vencer la inflación requerirá un liderazgo político constante, serio y empático que comprenda el dolor que la inflación inflige en las billeteras de los estadounidenses. Como es habitual, las soluciones reales son difíciles, mientras que la fanfarronería barata es fácil. Preste atención a lo que cada líder hace.